El mercado automovilístico español ha cerrado el mes de mayo con 112.820 unidades matriculadas, lo que supone un crecimiento interanual del 18,6%. Una cifra que impulsa el acumulado de enero a mayo hasta los 490.711 turismos vendidos, un 13,6% más que en el mismo periodo de 2024. Esta evolución positiva mantiene la senda de recuperación tras años marcados por la pandemia, los cuellos de botella logísticos, semiconductores y la incertidumbre regulatoria. Recordemos también el efecto tractor que sigue teniendo la Comunidad Valenciana creciendo un 87 por ciento en mayo y el 61,2 por ciento en el acumulado, superando ya en cuota a Cataluña.
Toyota, con 40.539 unidades, se mantiene al frente en el acumulado del año, aunque su crecimiento del 1,1% está por debajo de la media del mercado. Para Toyota seguir creciendo es lo que les importa en un mercado cada vez más competido y donde su tecnología híbrida -la más demandada- comienza a ser acosada por numerosos rivales. Y entre esos rivales, destacamos el comportamiento en el arranque del año de marcas chinas, cada una con estrategias de producto diferente: MG crece el 87,1% por ciento y es novena del mercado -el MG ZS es el segundo modelo más demandado por el cliente español-, mientras que BYD se dispara un 744,7% para entrar ya en el top20 de marcas. Volumen un poco superior al de BYD -7.788 unidades- lograría la dupla Omoda/Jaecoo con 8.255 unidades conjuntas. En estos tres casos, la clave de su éxito pasa por políticas agresivas de precios, modelos cada vez mejor adaptados a los gustos locales y una distribución y postventa cada vez más profesionalizada.

Entre las marcas generalistas y de volumen ensalzamos el comportamiento comercial de Renault (+43,8%) que ha vuelto a encontrar tracción en el mercado con una oferta potente y renovada -ojo al comportamiento de los made in Spain con la hibridación como fuerte- y fuerte presencia más allá del canal particular. Otros alumnos destacados del ejercicio enero-mayo son Ford que resucita con subida del 29,1 por ciento, Cupra crece un 28,2 por ciento, Dacia aumenta el 24,4 y Mazda sube el 23,6%.
En el lado menos positivo, algunas marcas tradicionales atraviesan un ejercicio complicado, y casi todas con el sello Stellantis por bandera. Fiat se desploma un 36,8%, víctima de una oferta que necesita ese nuevo Panda y el 500 hibridado más que nunca. Citroën cede un 22,7%, también arrastrada por una gama que no termina de eclosionar con los nuevos C3 y a la espera de nuevos C5. Salvan los muebles los made in Spain C4. Opel cae el 17,2 por ciento mientras que DS protagoniza la caída más acusada con un hundimiento del 55,7%, fruto del agotamiento de una gama más premium que busca renovarse. Más allá de Stellantis, año complicado para Volvo cayendo un 23,3 por ciento, o para Tesla que ve sus ventas caer un 19 por ciento.
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